La Casa de Jack, un viaje al inframundo de von Trier
- cinefilosrincon
- 26 nov 2018
- 2 Min. de lectura

Jack, un joven arquitecto norteamericano, obsesivo compulsivo, no sabe que es un psicópata hasta que prueba la sangre, guiado por su misma enfermedad y desequilibrante personalidad de su primera víctima, encarnada por la actriz Uma Thurman.
Luego de una disertación acerca de la opinión de sus padres sobre su profesión, Jack se da a la tarea de construir su casa, al tiempo en que su manía lo va transformando en un asesino serial, a tal grado, que empata ambos objetivos, los cuales son contrastados con otras formas de arte y fenómenos físicos que hacen de su forma de vida una pasión.
Al principio, su inexperiencia y compulsión lo conducen a cometer errores que podrían poner al descubierto sus crímenes, pero, por azares del destino, esto no sucede, haciendo que Jack relacione este hecho como una señal divina; un indicativo para que él continúe cometiendo sus brutales asesinatos.
Pero en todo esto, Jack no está solo. Existe una voz que le analiza y comenta cada uno de sus homicidios, ayudándolo a discernir entre el arte, la vida y el amor, otorgándole un papel similar al que hiciera el personaje de Beatriz en la Divina Comedia de Dante Alighieri.
Lars von Trier se caracteriza por ser un director crudo y extremista, cuya trayectoria se ve sometida a una gran controversia, pero con una versatilidad de ideas que muchos realizadores desearían tener en su acervo.
Contrario a sus tradicionales aperturas, en varios de sus rodajes, esta vez recurre a la voz en off de sus dos personajes principales: Jack (Matt Dillon) y Verge (Bruno Ganz), para dar paso a una recapitulación de incidentes que culminan con un epílogo narrativo similar al de la Divina Comedia de Alighieri.
La secuencia es fotografiada con una cámara al hombro, que se mueve, a veces vertiginosamente, para dar una mayor intensidad a las escenas; reflejo de la turbulenta personalidad de Jack. Von Trier toma muy en cuenta los planos cerrados, capturando la angustia y desesperación de las víctimas que, en ocasiones, se prestan para un humor negro que no deja de causarnos escozor.
Lars von Trier no es un ser sanguinario o escatológico que goza del sufrimiento humano, pero en esta ocasión no se priva de transformar su mensaje en una verdadera obra macabra: La verdadera casa de Jack. Sin lugar a dudas, una necrófila coronación a un filme que no representa más que la visión que tiene un psicópata por la pasión en el arte y el perfeccionamiento de las habilidades personales, así como una ausencia de solidaridad y fraternidad social.
La cinta, podría herir sensibilidades o dejar poco satisfechos a gustos con un bajo nivel de concentración y análisis, por lo que sugerimos no perder detalle de los diálogos entre Jack y Verge, y la versión que da el mismo von Trier sobre el arte y el infierno.
Yorumlar