Lady Macbeth, el buen cine independiente
- cinefilosrincon
- 13 mar 2018
- 2 Min. de lectura

Katherine (Florence Pugh) es una joven mujer infelizmente casada con Alexander (Paul Hilton), un hombre mucho mayor que ella. Su vida transcurre en total sometimiento, hasta que un día, al encontrarse sola en casa, decide dar un giro a su existencia, aunque para ello tenga que transformarse en una mujer sin escrúpulos. A partir de ese momento, ella tomará las riendas de su vida y de todo lo que le rodea.
Basada en la novela “Lady Macbeth de Mtsensk”, de Nikolai Leskov, la cinta nos plantea una trama nada convencional a medida que ésta transcurre. En un principio, estamos frente a un filme de época con todo lo que ello conlleva, pero, sobre todo, con el trato y la conducción de la mujer en sociedad durante el siglo XIX en Inglaterra.
Una película estupendamente ambientada y con un vestuario que encaja a la perfección con la obligatoriedad femenina de aquella época, detalles nada desconocidos por el público Cinéfilo promedio.
El mayor mérito se lo lleva la actriz Florence Pugh, quien debe adueñarse, por momentos, de un personaje completamente en sumisión, para después transformarse en una mujer más contemporánea; libre de ataduras y entregada a los placeres de su cuerpo. El mérito no es sólo de ella, sino del mismo William Oldroyd, director de la cinta, quien haciendo gala de su experiencia teatral, permite que la primeriza Florence encuentre, con facilidad, los puntos clave de Katherine, y lo hace con tal sutileza, que francamente no sabemos en qué momento perdimos a la débil y desvalida jovencita, y nos encontramos con la mujer temeraria y segura de sí misma.
La presencia de la masculinidad en el filme es muy marcada, por lo que en el momento en que el director decide apartarla de la historia, es obligatorio preguntarnos ¿Qué habría pasado con la vida de Katherine si ésta hubiera seguido bajo el yugo de Alexander y Boris? ¿La historia sería tan impactante como nos la plantea el realizador? o ¿Simplemente nos hubiéramos quedado con una producción rutinaria?
Pero eso no es todo, el ciclo cinematográfico se cierra con una muy buena fotografía, donde prevalecen las tomas abiertas y los parajes indomables, donde una mujer “común” podría no llegar a sobrevivir, circunstancia que aprovecho Oldroyd para empujar más a Katherine hacia la desesperanza.
Muchos románticos pensarían que el príncipe azul podría provenir de lejanas tierras y acabar con el sufrimiento de la protagonista, pero no, al contrario, el posible príncipe se convierte en un escalón y en un artilugio de Katherine, lo que termina con romper, nuevamente, con los parámetros ya establecidos del género. Bien.
Lo mejor de la película es empoderamiento del destino.
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