Lady Bird, Magnífica y sin pretenciones

Christine “Lady Bird” McPherson (Saoirse Ronan), es una jovencita que está a punto de cumplir la mayoría de edad y, por consecuencia, tendrá que elegir una universidad, no sin antes experimentar los cambios físicos y emocionales propios de los adolescentes. La confrontación sentimental que tiene con sus padres le llevarán a tomar decisiones en su vida que, de alguna manera, le harán comprender muchas cosas.

¿Cómo un tema tan recurrente en la cinematografía hollywoodense, puede congeniar con una versión más vanguardista?

La realizadora Greta Gerwig logra dar una contundente vuelta de tuerca a las situaciones que prevalecen entre los adolescentes y la sociedad, en general norteamericanos, y lo hace de una manera tan sencilla y directa, que francamente no necesitó de mayor tiempo para concretar su idea.

La primera escena es fundamental, porque nos muestra la confrontación de los temperamentos de los dos personajes esenciales de la cinta: Christine y su madre Marion (Laurie Metcalf), cuyo nivel de relación prevalecerá a lo largo de los 94 minutos del rodaje.

La directora toma muy en cuenta la búsqueda de identidad del adolescente promedio en los Estados Unidos, así como la trascendencia que tiene para estos jóvenes el congeniar con líderes de grupo o pertenecer a un círculo social determinado, sin pasar por alto la preocupación por la preparación profesional a partir de una meticulosa selección de universidades, misma que sólo se logra a partir del previo aprovechamiento escolar y las capacidades individuales.

Hasta aquí podríamos suponer que el filme se ubica entre el promedio al que estamos acostumbrados: 10 cosas que odio de ti, Chicas pesadas, El Club de los Cinco, etc., etc., etc., pero no es así. Greta Gerwig consciente de estos clichés, consigue enrolarse en el papel de los padres cuando de apoyar y reprimir a los hijos se trata, y lo logra con la imagen de la misma Marion McPherson, cuyo personaje le valió una nominación a la actriz Laurie Metcalf. Simple y sencillamente la realizadora se refugia en el sentimiento natural de un padre cuando siente que su hijo comienza a tomar las primeras decisiones sobre su propia vida, restándole autoridad, pero, sobre todo, la oportunidad de continuar otorgándole su cariño por más tiempo.

Asimismo, los diálogos son una parte fundamental de la película, en especial el que profiere Lady Bird hacia su madre a través de la contestadora. Este episodio es un fiel reflejo de la catarsis que experimenta la joven, al tratar de encontrar el verdadero significado de alcanzar su libertad y su autosuficiencia emocional.

Si pudiéramos resumir el significado del filme, diríamos que estamos frente a un excelente corto animado de arte, con la ternura y profundidad de un libro infantil.