Cometa, Él, su perro y su mundo

Roberto Martínez se ve obligado a vivir en la soledad y peligro de la calle, hasta que se hace de la compañía de Cometa, un perro vagabundo que cambiará su vida. La idea y vivencias personales del director, le llevaron a crear una cinta capaz de hacer conciencia sobre la importancia de evitar que millones de perros sin dueño deambulen por la calles de las grandes ciudades, a expensas del sufrimiento, maltrato o su sacrificio.

A primera vista, el objetivo de Leonardo Arturo era familiarizar al espectador con la visión que tiene el perro sobre el mundo que le rodea, además de recordarnos las continuas y reiteradas actitudes que tienen las personas cuando entran en contacto por primera vez con estos seres peludos, las cuales van cambiando con el transcurrir del tiempo y que terminan convirtiéndose, en la mayor parte de los casos, en un hastío que culmina con el desprendimiento de la responsabilidad, y en consecuencia del animal.

A grandes rasgos, Cometa, Él, su perro y su mundo, nos advierte de la necesidad de comprender que la mejor manera de combatir el abandono de mascotas y la proliferación de la fauna canina en las calles, es a través de la adopción y no de la compra, porque, a grandes rasgos, el cariño que son capaces de otorgar estos seres no está condicionado a

una raza en particular, ni tampoco al costo monetario que se paga por ellos.

Tan sólo en México, de donde proviene el director del filme, existen 17 millones de perros que no tienen dueño y andan libres por la calle. De ahí la importancia de implementar un cambio de mentalidad sobre lo que representa el hacerse responsable de una mascota, no sólo con su crianza, alimentación y cuidado, sino también en la entrega de afecto que impide, eso queremos suponer, que estas mascotas peludas terminen en la calle.