Jackie, estereotipo de una primera dama

El director chileno Pablo Larraín se introduce a los escabrosos anales de la historia norteamericana para rescatar la imagen de una mujer que estableció el estereotipo de una primera dama.

Jacqueline Kennedy, esposa del presidente John Fitzgerald Kennedy, es personificada por la joven actriz Natalie Portman, justo en los días subsecuentes al asesinato de su marido; un periodo que estableció el estilo de una verdadera primera dama.

Larraín no pretende ir más allá de los trágicos acontecimientos que derivaron en el asesinato más misterioso de la historia, y tampoco realizar una cinta biográfica, sino que se ubica en la figura femenina de quien fuera la compañera del presidente más importante de los Estados Unidos, Jackie Kennedy. Para ello se centra en la personalidad de ésta, tomando como premisa su temple, condición y actitud para afrontar lo último que quedaba de la figura presidencial.

Natalie Portman estudió a la perfección la condición emocional y protocolaria de Jacqueline, quien en esos difíciles momentos tuvo que llevar sobre sus hombros la doliente figura de viuda, madre y todavía primera dama; lo más rescatable de la cinta. Portman sufre una transformación que conlleva varias etapas, que van desde la ira, hasta la neurosis.

Para el director, la figura de Jackie Kennedy fue el pilar que sostuvo la imagen de la Casa Blanca; fue el primer ejemplo de la verdadera personalidad de una primera dama. En todo caso, representa el estereotipo de la segunda faceta de la imagen presidencial.