Hasta el último hombre, con un Gibson que lucha por volver a sus orígenes

Desmond Dos (Andrew Garfield) es el único soldado en recibir la Medalla de Honor que otorga el Congreso norteamericano a pesar de sus creencias y cuestionamientos militares. Él está dispuesto a acatar los ordenamientos de la milicia norteamericana, pero, por increíble que parezca, el apoyará a sus compañeros sin portar un arma y, sobretodo, sin disparar una sola bala; salvará tantas vidas como sus fuerzas y su arrojo se lo permitan.

Nuevamente estamos frente a una cinta que busca la reflexión sobre la guerra y los motivos y formas que puede engendrar un hombre para respaldar a su país. Mel Gibson sabe manejar las escenas de guerra, y lo vimos en Corazón Valiente (1995) y Apocalipto (2006), con lo que la cinta se aleja de caer en lo absurdo y cursi, para convertirse en algo más espectacular y serio.

Sin duda, para pasar una buena tarde de cine.